viernes, 17 de julio de 2015

CHILOÉ


Puede que esta entrada llegue con algo de retraso, pero aquí está... también es muy bonico ( y algo melancólico), escribir esta entrada años después y recordar aquellos días y paisajes...

Octubre de 2013. Procedentes de Puerto Varas, y tras cruzar el canal de Chacao, Chiloé nos recibió con un magnífico y soleado día... teníamos 3 meses por delante para descubrir este archipiélago...

El arcipiélago de Chiloé está formado por la Isla Grande de Chiloé, la mayor y más importante, y unas 40 islas pequeñitas rodeando a la Isla Grande, principalmente en la zona oriental.

Nuestro objetivo era dirigirnos a la costa occidental de la isla grande, a una de las pocas poblaciones en ese lado de la isla: Cucao y Chanquín, donde está el Parque Nacional Chiloé, y donde viviríamos durante nuestra estancia.

Después de venir viajando por la cordillera, la imagen que ofrece Chiloé es un paisaje humanizado, de relieves suaves, con pastos y animales, pequeñas casitas de madera e iglesias de madera de Alerce y de colores, una costa oriental marcada por innumerables fiordos y vistas a la cordillera de Los Andes, bahías con barcos, lagos escondidos, y la visión de la cordillera de la costa hacia el lado oeste. Habrá que investigarla...




Costa oriental, los Andes al fondo


La capital de la isla es Castro, con sus palafitos de colores, para alegrar la vida con tanta lluvia. El puerto de Castro es un importante punto de encuentro y comercio de habitantes de otras islas más pequeñas.
Puerto de Castro
Iglesia de Castro

Palafitos de Castro


En el resto de islas del archipiélago que pudimos visitar, encontramos puertos, playas escondidas, iglesias de colores...









Cucao.
Un pueblo pequeñito a orillas del Lago Cucao y frente a la impresionante costa occidental de la isla, sin fiordos, que dejan ver en todo su esplendor al bravo Pacífico. Puerta de entrada al Parque Nacional Chiloé...

Lago Cucao
Cuca







El Tepual

Entre los paisajes más característicos del Parque nacional, están el Tepual, un denso bosque de Tepú ( un árbol típico de la isla), donde paseando se puede oir el canto del Chucao, un precioso pajarito que vive por allí. O el camino de Rancho Grande, con unos curiosos humedales de altura, hábitat del esquivo Zorro Chilote...












Frente a Cucao tenemos una larga playa, azotada por el océano, en la que desembocan varios ríos (oscuros a causa de la vegetación de los bosques de la isla), y donde las poblaciones locales ( muchos de la etnia Huiliche) recolectan mariscos ( machas, almejas...) y algas ( cochayuyo). Incluso a varios kilómetros de la costa, se puede oir el estruendo del oleaje del Pacífico al llegar a la costa...






Siguendo hacia la derecha esa larga playa, y atravesando unos acantilados, llegamos a la escondida playa Cole-Cole ( en el Parque Nacional) , rodeada de densos y antiguos bosques

Playa Cole-Cole

Bosque de Arrayanes


Pasarela sobre el Río Cole-Cole

Si la playa de Cucao la continuamos hacia la izquierda, volvemos a encontrar acantilados, y llegamos a un sitio realmente espectacular: la Punta Pirulil. Con una colonia de lobos marinos y cormoranes, y una curiosa pasarela, el" balseo de las almas ", que acaba en el vacío. Cuenta la leyenda ( una de tantas leyendas chilotas), que las almas de los muertos acuden a esta pasarela a llamar al barquero que llevará su alma al más allá...







Un poco más al norte en la isla, encontramos otro sector del parque : Abtao. El el sector mas solitario y alejado de la civilización del parque. Existe un solo sendero, que atraviesta toda la cordillera de la costa para llegar a la playa Abtao, atravesando innumerables colinas, bosques densos, y antiguos alerzales...





Al norte de la isla, encontramos el Monumento Natural Islotes de Puñihuil, con las colonias de pingúino de Humboldt y Magallanes





La estancia en la Isla Grande de Chiloé fue toda una experiencia. Vivir "lejos" de casi todo, en medio de un Parque Nacional, a orillas del Lago Cucao. Despertarse por la noche con el sonido del Pacífico. Descubrir sus densos bosques ,con sus Huillines, Pudús y otros bichos. Salir a pajarear y descubrir bichos que nunca habíamos visto. Conocer gente que nos alegró la estancia y nos hizo sentir en familia...

Fue muy bonito, pero también partimos con ganas de seguir descubriendo Chile, y lanzarnos a la Carretera Austral...



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